OPINIÓN
Por Ing. José Antonio Fernández Carbajal, Presidente del Consejo de Administración de FEMSA
Me da mucho gusto que celebremos juntos los 30 años del Premio Eugenio Garza Sada, establecido por FEMSA y el Tecnológico de Monterrey para reconocer y celebrar la vida, la obra, el legado y los valores de un mexicano excepcional.
Ésta es una semana inédita pues nos invita mucho a la reflexión y al aprendizaje. Esta semana conmemoramos los 50 años del aniversario luctuoso de Don Eugenio Garza Sada, 15 años de la partida de Don Eugenio Garza Lagüera y además, los 80 años del Tec, y 10 años del Programa de Líderes del Mañana.
El Premio Eugenio Garza Sada, distingue a personas y organizaciones que contribuyen al desarrollo de México y de sus comunidades y hoy, contamos con un valioso acervo de las actividades y mejores prácticas comunitarias de nuestros ganadores, de sus impactos económicos, sociales y ambientales. Pero sobre todo, de historias humanas de quienes se han entregado para hacer el bien.
El Mural de Ganadores, que se encuentra aquí en el Campanario del Campus Monterrey, va a recibir hoy tres placas más. Las de don Daniel Cárdenas Izábal, la del “Patronato Pro Zona Mazahua” y la del grupo “Menstruacción”
Para Don Eugenio Garza Sada, lo más importante era la libertad y la dignidad de la persona. A partir de esta filosofía, y de su capacidad para imaginar, diseñar y ejecutar proyectos, se dedicó a trabajar por los demás de manera personal y a través de empresas, organizaciones sociales e instituciones.
Él estaba convencido de que la empresa era privada en su actuación, pero era pública en su impacto en la comunidad.
Convencido de que la educación es uno de los pilares para el progreso individual y general de la sociedad, y ante la necesidad de formar profesionales de calidad, y sobre todo, personas de bien que contribuyeran al desarrollo de México, don Eugenio se propuso, junto con un grupo de empresarios de Nuevo León, crear una institución de excelencia sin fines de lucro: el Tecnológico de Monterrey.
Don Eugenio actuó siempre con ética, sentido de propósito, templanza, discreción y austeridad. Defendiendo su libertad, fue asesinado cobardemente hace 50 años, en septiembre de 1973.
Gracias a Dios, y para bien del país, las causas a las que se entregó han trascendido por décadas en las que, como fruto de su trabajo, millones de mexicanos hemos tenido acceso a oportunidades de desarrollo personal, educativo, cultural y económico.
Amigas y amigos:
Cuando se estableció el Premio Eugenio Garza Sada, México y el mundo eran muy distintos. Para entonces, un mismo partido había gobernado por 64 años este país. La economía, cerrada por décadas, estaba a punto de abrirse con el Tratado de Libre Comercio. China apenas era la novena economía del mundo, incluso más pequeña que la de Italia o de España y había menos de 15 millones de usuarios de internet en todo el planeta.
Indudablemente, de 1990 a 2020 se vivió un cambio extraordinario, con la consolidación de la democracia y la globalización de la economía de mercado. En consecuencia, mejoraron notablemente los niveles de bienestar de la población mundial: se redujeron la pobreza, la mortalidad infantil y materna; se elevó la expectativa de vida; mejoraron la salud y la educación; se construyó vivienda e infraestructura; y además, ocurrió una gran revolución tecnológica.
Como dice el historiador sueco Johan Norberg, las condiciones de vida de la humanidad mejoraron en 30 años, mucho más que en los últimos tres milenios juntos.
Quedó claro que el mejor sistema para la libertad y la prosperidad del ser humano, es el de la democracia y economía de mercado.
A pesar de este gran avance histórico, quedaron muchas tareas pendientes. La desigualdad, la falta de oportunidad, la inseguridad, el deterioro ambiental y la mala calidad de vida cotidiana, provocaron inconformidades políticas y actitudes cívicas que en muchos países, han puesto en peligro a la democracia.
Es preocupante por ejemplo, según algunas encuestas recientes que nos indican que en México, solo el 35% de la población respalda la democracia, mientras que el 33% favorece una opción autoritaria.
Si algo hemos aprendido de Don Eugenio, y constatado por parte de los ganadores del Premio desde 1993, es la gran fuerza que tiene la sociedad, para lograr cambios positivos.
Seamos ciudadanos responsables para proteger a la democracia. Impulsemos la economía de mercado a través de un sistema que se preocupa siempre porque la prosperidad llegue a todos: hablo del capitalismo consciente.
¿Qué significa ser un buen ciudadano? Pues es pensar en los intereses de toda la sociedad, más que en los particulares. Involucrarse todos en temas que sean relevantes para el bien general.
Participar en acciones comunitarias. Ser tolerante: escuchar, negociar, pero actuar con civilidad. Oponerse a la violencia. Conocer, respetar y cumplir con la ley. Rechazar la corrupción y la impunidad que tanto daño nos ha hecho.
Participar activamente en los asuntos públicos. Ser consciente de la importancia de nuestro voto y de darle la confianza a una u otra opción política.
Estar bien informado, con datos confiables y fuentes reconocidas, para identificar y en su caso desechar las llamadas fake news. Permanecer atentos a la acción de los gobernantes y contribuir para que sean responsables ante la sociedad.
Pero es indudable, que para contar con ciudadanos responsables y participativos, la mayoría de la población debe encontrar oportunidades de bienestar. El capitalismo consciente nos puede ayudar en ese sentido, porque los beneficios de la actividad empresarial, motor de la economía, deben distribuirse en toda la sociedad.
Hemos llegado al concepto de capitalismo consciente como resultado de una evolución. Don Eugenio nos mostró el camino ofreciendo sueldos competitivos, compensaciones mayores a las de la ley y servicios de salud, vivienda, ahorro, préstamos, despensas, seguros, educación, arte, cultura y recreación. Todo esto, antes de que fueran prestaciones establecidas en la ley.
Hoy buscamos avanzar en temas de justicia, equidad, diversidad, inclusión y calidad de vida. Nos comprometemos con una cadena de suministro sostenible y con el bienestar de las comunidades donde operamos.
Además, las empresas no deben preocuparse únicamente por llegar a sus resultados o tener buen balance financiero. Tienen que cuestionarse sobre las condiciones de vida cotidiana de nuestros colaboradores. El enfocarnos en que nuestra comunidad viva progresando, ayudará a tener una sociedad mejor.
*Extracto del discurso del Ing. José Antonio Fernández Carbajal durante la entrega del Premio Eugenio Garza Sada 2023, durante la ceremonia celebrada el 5 de septiembre en instalaciones del Tecnológico de Monterrey.