Una oportunidad para crecer: avances científicos para tratar la acondroplasia

Por Magdalena Macías

La ciencia avanza de manera inexorable y, con ella, las oportunidades para quienes viven con

displasias esqueléticas. Del 18 al 20 de julio, Río de Janeiro, Brasil, fue sede del Congreso

EuroAméricas sobre Displasias Esqueléticas, organizado por la Asociación Brasileña de Enanismo

(ANNABRA).

Con participación de especialistas de Brasil y Argentina, el evento puso sobre la mesa

los avances terapéuticos, clínicos y sociales en torno a enfermedades genéticas poco frecuentes

que afectan el crecimiento óseo.

Uno de los temas centrales fue la vosoritida, un tratamiento biotecnológico que ha transformado

la perspectiva para personas con acondroplasia, condición que causa talla baja desproporcionada

y múltiples complicaciones físicas. Las historias compartidas durante el encuentro, así como la

evidencia clínica acumulada, muestran que este tratamiento no solo mejora la estatura, sino

también la funcionalidad y la calidad de vida.

Un nuevo estándar terapéutico

Es importante mencionar que la acondroplasia afecta a uno de cada 25 mil nacimientos y puede

causar desde deformidades óseas hasta apnea del sueño, complicaciones respiratorias, auditivas y

neurológicas. Hasta hace poco, las opciones eran quirúrgicas y paliativas. La llegada de dicho

tratamiento, que se administra por vía subcutánea, ha marcado un cambio: mejora las

proporciones corporales y la autonomía funcional de pacientes pediátricos.

En Argentina, más de 70 personas accedieron a la terapia vía resoluciones judiciales, y en Brasil

cerca de 300 niños ya la utilizan con resultados positivos. Estudios clínicos publicados en revistas

como The Lancet confirman que los efectos son más significativos a partir de los cinco años,

especialmente en niños varones. La mejora no solo es física, también emocional y social.

México: entre la aprobación y el acceso

En nuestro país, cabe recordar, la agencia sanitaria Cofepris ya otorgó el registro sanitario al

fármaco en 2024. Sin embargo, el medicamento biotecnológico no ha sido incorporado aún al

Compendio Nacional de Insumos para la Salud (CNIS), lo que impide su adquisición en

instituciones públicas.

Esta omisión deja fuera a cientos de pacientes elegibles que, según

asociaciones civiles, ascienden a por lo menos 300 menores de 10 años.

Organizaciones como De la Cabeza al Cielo han iniciado un diálogo con legisladores y autoridades

para acelerar el proceso. Argumentan que además de mejorar la calidad de vida, el tratamiento

reduce gastos médicos por intervenciones quirúrgicas, hospitalizaciones y complicaciones

crónicas. La evidencia está y el marco regulatorio ya dio el primer paso.

Ciencia, alianzas y visibilidad

El Congreso EuroAméricas fue también una plataforma para consolidar redes de colaboración

entre asociaciones civiles, instituciones de salud e investigadores. Wilson Kuwabara, gerente

médico de BioMarin Brasil, subrayó que el compromiso de la compañía va más allá del desarrollo

científico: busca fomentar la inclusión y visibilidad de los desafíos que enfrentan las personas con

talla baja.

En paralelo, la presidenta de ANNABRA, Kenia Rio, destacó la importancia de promover el diálogo

internacional y fortalecer las redes de apoyo, especialmente en América Latina, donde el acceso a

tratamientos innovadores aún depende de factores políticos y presupuestales. En el congreso

también se discutieron nuevas formulaciones —una oral y otra de liberación prolongada— que

podrían mejorar la adherencia terapéutica en el futuro cercano.

Historias que inspiran

Mario, un niño brasileño con acondroplasia, es un ejemplo de visibilidad y empatía. Junto con su

madre, ha conquistado redes sociales mostrando su vida cotidiana con humor y naturalidad. Hoy,

además de soñar con ser pediatra, es embajador de su comunidad y referente para muchas

familias.

Otro testimonio conmovedor fue el de Joaquín, adolescente argentino que, tras obtener acceso al

tratamiento por la vía judicial, ganó cinco centímetros de estatura y alcanzó una nueva autonomía

física. Casos como el suyo muestran que cuando la innovación médica se acompaña de voluntad

institucional y respaldo legal, los resultados trascienden lo clínico.

Una decisión urgente

Mientras algunos pacientes logran el acceso al tratamiento por vías legales, cientos más siguen

esperando. México tiene la capacidad técnica y el marco regulatorio para actuar, pero hace falta

decisión política.

Cada centímetro que gana un niño con acondroplasia representa más que estatura: simboliza

salud, independencia, autoestima y futuro. La comunidad científica ha cumplido su parte. Ahora

es momento de que las políticas públicas estén a la altura de esta oportunidad histórica.

acías

La ciencia avanza de manera inexorable y, con ella, las oportunidades para quienes viven con

displasias esqueléticas. Del 18 al 20 de julio, Río de Janeiro, Brasil, fue sede del Congreso

EuroAméricas sobre Displasias Esqueléticas, organizado por la Asociación Brasileña de Enanismo

(ANNABRA).

Con participación de especialistas de Brasil y Argentina, el evento puso sobre la mesa

los avances terapéuticos, clínicos y sociales en torno a enfermedades genéticas poco frecuentes

que afectan el crecimiento óseo.

Uno de los temas centrales fue la vosoritida, un tratamiento biotecnológico que ha transformado

la perspectiva para personas con acondroplasia, condición que causa talla baja desproporcionada

y múltiples complicaciones físicas. Las historias compartidas durante el encuentro, así como la

evidencia clínica acumulada, muestran que este tratamiento no solo mejora la estatura, sino

también la funcionalidad y la calidad de vida.

Un nuevo estándar terapéutico

Es importante mencionar que la acondroplasia afecta a uno de cada 25 mil nacimientos y puede

causar desde deformidades óseas hasta apnea del sueño, complicaciones respiratorias, auditivas y

neurológicas. Hasta hace poco, las opciones eran quirúrgicas y paliativas. La llegada de dicho

tratamiento, que se administra por vía subcutánea, ha marcado un cambio: mejora las

proporciones corporales y la autonomía funcional de pacientes pediátricos.

En Argentina, más de 70 personas accedieron a la terapia vía resoluciones judiciales, y en Brasil

cerca de 300 niños ya la utilizan con resultados positivos. Estudios clínicos publicados en revistas

como The Lancet confirman que los efectos son más significativos a partir de los cinco años,

especialmente en niños varones. La mejora no solo es física, también emocional y social.

México: entre la aprobación y el acceso

En nuestro país, cabe recordar, la agencia sanitaria Cofepris ya otorgó el registro sanitario al

fármaco en 2024. Sin embargo, el medicamento biotecnológico no ha sido incorporado aún al

Compendio Nacional de Insumos para la Salud (CNIS), lo que impide su adquisición en

instituciones públicas.

Esta omisión deja fuera a cientos de pacientes elegibles que, según

asociaciones civiles, ascienden a por lo menos 300 menores de 10 años.

Organizaciones como De la Cabeza al Cielo han iniciado un diálogo con legisladores y autoridades

para acelerar el proceso. Argumentan que además de mejorar la calidad de vida, el tratamiento

reduce gastos médicos por intervenciones quirúrgicas, hospitalizaciones y complicaciones

crónicas. La evidencia está y el marco regulatorio ya dio el primer paso.

Ciencia, alianzas y visibilidad

El Congreso EuroAméricas fue también una plataforma para consolidar redes de colaboración

entre asociaciones civiles, instituciones de salud e investigadores. Wilson Kuwabara, gerente

médico de BioMarin Brasil, subrayó que el compromiso de la compañía va más allá del desarrollo

científico: busca fomentar la inclusión y visibilidad de los desafíos que enfrentan las personas con

talla baja.

En paralelo, la presidenta de ANNABRA, Kenia Rio, destacó la importancia de promover el diálogo

internacional y fortalecer las redes de apoyo, especialmente en América Latina, donde el acceso a

tratamientos innovadores aún depende de factores políticos y presupuestales. En el congreso

también se discutieron nuevas formulaciones —una oral y otra de liberación prolongada— que

podrían mejorar la adherencia terapéutica en el futuro cercano.

Historias que inspiran

Mario, un niño brasileño con acondroplasia, es un ejemplo de visibilidad y empatía. Junto con su

madre, ha conquistado redes sociales mostrando su vida cotidiana con humor y naturalidad. Hoy,

además de soñar con ser pediatra, es embajador de su comunidad y referente para muchas

familias.

Otro testimonio conmovedor fue el de Joaquín, adolescente argentino que, tras obtener acceso al

tratamiento por la vía judicial, ganó cinco centímetros de estatura y alcanzó una nueva autonomía

física. Casos como el suyo muestran que cuando la innovación médica se acompaña de voluntad

institucional y respaldo legal, los resultados trascienden lo clínico.

Una decisión urgente

Mientras algunos pacientes logran el acceso al tratamiento por vías legales, cientos más siguen

esperando. México tiene la capacidad técnica y el marco regulatorio para actuar, pero hace falta

decisión política.

Cada centímetro que gana un niño con acondroplasia representa más que estatura: simboliza

salud, independencia, autoestima y futuro. La comunidad científica ha cumplido su parte. Ahora

es momento de que las políticas públicas estén a la altura de esta oportunidad histórica.

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