Armando Torres/Entre Regios

Con la concesión de la administración municipal que encabeza la alcaldesa Margarita Arellanes, el comercio ambulante y taqueros se han adueñado de las banquetas, calles y hasta parquímetros en el primer cuadro de la ciudad.

El centro de Monterrey luce patético, asqueroso e inseguro, las personas ponen en riesgo su vida al tener que bajar a las calles para esquivar a los vendedores ambulantes y charoleros.

Los conductores andan vuelta y vuelta buscando un  cajón de estacionamiento que son agandallados por los puestos de tacos, que dejan las banquetas y calles grasosas, malolientes.

Los parquímetros sirven para los taqueros, para los puestos de tacos (vapor, guisados, carne asada, barbacoa), de hot-dogs, de quesadillas, gorditas, incluso hasta como percheros para colgar sus prendas.

Los elementos de la Policía Regia se pasean por el primer cuadro de la ciudad, sin molestar ni a los vendedores ambulantes informales, ni a los taqueros, es obvio ya todo está arreglado en el palacio municipal y con la venia de la Dirección de Comercio.

Los propietarios de los comercios establecidos se encuentran hartos, pero la Canaco solamente reacciona mediáticamente cuando se aproximan las festividades como el Día de las Madres, Navidad, el Día del Amor y la Amistad.

Pasan las administraciones y no logran rescatar el primer cuadro de Monterrey, cada vez más nauseabundo, deprimente, olvidado y caótico.