Este emblemático edificio corporativo, el más alto de la Ciudad de México con 246 metros de altura y 57 niveles, se distingue por sus imponentes muros de concreto aparente que en perspectiva asemejan a un gran libro abierto.
Mientras recibe los últimos detalles para su próxima apertura a finales de 2015, Torre Reforma, un concepto diseñado por el arquitecto mexicano Benjamín Romano de LBR&A Arquitectos, es ya un ícono arquitectónico en el país.
Caracterizados por su esbeltez y solidez, los muros que fungen como la columna vertebral de la torre fueron elaborados con concreto CEMEX de la línea Fortis.
Sus propiedades de alta resistencia permiten soportar las losas -concebidas sin columnas interiores para el aprovechamiento de los espacios- con el apoyo de la estructura metálica entrelazada.
La flexibilidad del concreto como material de construcción, aunado al diseño estratégico de los muros con ventanas estilo ‘tetris’, disipan las ondas telúricas y liberan la energía en caso de un sismo.
Asimismo, el concreto empleado para el muro fue diseñado por CEMEX con una tonalidad especial de gris, que a su vez, cumplía con los requerimientos del cliente para degradarse de color conforme a la altura. “Nuestros muros de concreto lo son todo en el proyecto: son la estructura, la fachada, la vista y la imagen arquitectónica.
En resumen son la joya de la torre”, explica Julieta Boy, Gerente de Proyecto en LBR&A Arquitectos. Hacer realidad una obra de esta magnitud requiere de un equipo de bombeo especial que pueda colar en zonas altas y difícil acceso.
La tecnología ‘placing boom’, una solución facilitada por CEMEX, permite la colocación continua de concreto con seguridad, rapidez, uniformidad, y eficiencia en costos y mano de obra.
A la par de los esfuerzos de innovación que caracterizan a este edificio, el enfoque de sostenibilidad de Torre Reforma está apegado a los más altos estándares internacionales que le permiten buscar la certificación LEED Platino del U.S. Green Building Council.
El 90 por ciento de las áreas tienen una vista al exterior que favorece el confort y la productividad. La entrada de luz natural y la ventilación de los patios de triple altura, así como los jardines interiores, impactan en el ahorro energético en un 25 por ciento.
Asimismo, su planta de tratamiento recicla el 100 por ciento del agua, lo que permite ahorrarle a la ciudad 700 millones de litros al año.
Ubicada en el corazón de Paseo de la Reforma, este rascacielos comenzó a ser noticia desde el proceso de cimentación que inició en 2008, cuando fue necesario desplazar temporalmente una casona de 1929 -catalogada como patrimonio histórico y cultural por el INBA- para después regresarla a su sitio original con el soporte de una ‘charola’ de concreto especial también suministrado por CEMEX.