“En los últimos 10 años se ha incrementado en un 40 por ciento el número de pacientes con hígado graso no alcohólico en México, esto se debe en gran medida a que este padecimiento ha crecido a la par de la obesidad y la diabetes mellitus. El 90 por ciento de las personas que padecen obesidad mórbida corren el riesgo de padecer hígado graso no alcohólico”, señaló el Dr. Leonardo Martínez Rodríguez del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
Durante su participación en el XXVIII Congreso Nacional de la Federación Mexicana de Diabetes que se realiza en la ciudad de León, Guanajuato, el Dr. Martínez Rodríguez resaltó que “la población Hispanoamericana y en particular los mexicanos, somos genéticamente susceptibles a padecer hígado graso y sus graves complicaciones, incluso a índices de masa corporal «normales» y desde edades tempranas.”
El hígado graso no alcohólico es la acumulación de grasa en este órgano que no es causada por consumir grandes cantidades de alcohol más bien se relaciona con la obesidad, razón por la cual, es importante que se detecte de manera oportuna, ya que aumenta el riesgo de padecer cirrosis y llegar hasta cáncer de hígado.
Cabe destacar que el hígado graso no alcohólico es una enfermedad frecuente y considerada como la primera causa de enfermedad hepática en el mundo occidental. Asimismo, se le relaciona con el desarrollo de la resistencia a la insulina predisponiendo a las personas a padecer prediabetes y diabetes mellitus tipo 2, que en México es una de las enfermedades crónico degenerativas con mayor prevalencia, segunda causa de muerte y un problema de salud pública.
La diabetes, enfermedad que afecta al 70 porciento de la población con problemas de sobrepeso u obesidad en México, afecta a 8, 599, 374 personas con sobrepeso y obesidad, de estos el 48 por ciento están diagnosticados y reciben un tratamiento mientras que un 49 por ciento no han sido diagnosticados. Esto ocasiona que anualmente mueran 59,083 personas a causa de la diabetes mellitus, y de las cuales el 45 por ciento se encuentran en edad productiva. (1)
“Como vemos, la obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo del hígado graso, así como de prediabetes”, puntualizó el Dr. Martínez Rodríguez.
El hígado graso es una enfermedad que no presenta síntomas y cuando lo hace se manifiesta con pérdida de peso, debilidad y fatiga, los cuales aparecen cuando el mal se encuentra en etapa avanzada, como es el caso de la cirrosis.
En cuanto al tratamiento, podemos iniciarlo con cambios en el estilo de vida, es decir, comer de manera adecuada, a nuestras horas, no pasar horas prolongadas sin comer, hacerlo de manera balanceada, quitar factores alimentarios que nos lleven a la obesidad como son las comidas grasosas y azucaradas, así como integrar la actividad física como parte de nuestras actividades diarias. Básicamente, el tratamiento será mantener un control del peso, alimentación y ejercicio.
En lo que respecta al tratamiento farmacológico, existen diversos medicamentos que han demostrado prevenir la progresión de la enfermedad hepática a largo plazo, tal es el caso del amplio portafolio con el que cuenta Medix, laboratorio 100 por ciento mexicano comprometido en ofrecer a los pacientes un estilo de vida pleno y saludable.
De igual manera se recomienda tratar las enfermedades que se asocian al hígado graso no alcohólico como la diabetes, las dislipidemias y el sobrepeso.