Tal vez algún día dejemos de aspirar a ser Dinamarca y nos enfoquemos en construir un sistema de salud que responda a las realidades de México, con soluciones adaptadas a nuestras necesidades y recursos. Porque, al final del día, el verdadero reto no es ser como Dinamarca, sino garantizar que ningún mexicano se quede sin acceso a una salud digna y de calidad.
El reloj sigue su marcha y el tiempo se termina inexorablemente. Se acaba el sexenio de Andrés Manuel López Obrador y con él, los famosos martes de “Pulso de la Salud” en sus conferencias mañaneras, un espacio que cada semana nos ofrecía un vistazo al estado de la salud pública en México. Este ciclo concluye con dos de sus figuras clave: Jorge Alcocer Varela, el aún secretario de Salud, y Zoé Robledo, director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Pero si algo resuena al mirar atrás, es una promesa que nunca se materializó: convertir al sistema de salud mexicano en un modelo equiparable al de Dinamarca.
Dicho país escandinavo, con servicios médicos de primer nivel, ha sido el ideal inalcanzable. López Obrador lo repitió incansablemente al inicio de su gestión: "Tendremos un sistema de salud como el de Dinamarca, gratuito, de calidad y accesible para todos". Sin duda, la distancia entre el deseo y la realidad es enorme.
La cruda realidad mexicana
Pensar en Dinamarca como meta era inspirador, pero ahora, en el ocaso de este sexenio, nos damos cuenta de que esa utopía sigue siendo eso: sólo un sueño. El panorama en los hospitales públicos no es tan diferente al de hace seis años. Las largas filas en los hospitales, las quejas por la falta de especialistas y los pacientes que deben comprar sus propios medicamentos o insumos médicos siguen siendo parte de la realidad cotidiana. Y no, no hemos llegado ni llegaremos a ese país escandinavo.
Alcocer y Robledo: las dos caras de la salud pública
Jorge Alcocer, el veterano secretario de Salud, se mantuvo al frente de la estrategia nacional durante estos seis años, siempre con un estilo sereno, discreto y un muy bajo perfil que dio mucho de qué hablar. El todavía funcionario reconoció el esfuerzo de la llamada 4T para garantizar el acceso universal a la salud, especialmente para la población sin seguridad social. Su discurso en el último “Pulso de la Salud”fue emotivo, destacando los avances y agradeciendo al presidente por la oportunidad de participar en este hito de la historia del país.
Pero Alcocer, con toda su trayectoria y conocimiento, se enfrentó a uno de los mayores desafíos de la historia reciente: la pandemia de Covid-19 que, como sabemos, fue un golpe brutal al sistema de salud, y aunque se intentaron respuestas rápidas, las críticas nunca dejaron de llover (verdad doctor Hugo López-Gatell?). Desde la falta de insumos hasta la tardanza en vacunar a la población contra Covid-19, la crisis sanitaria dejó al descubierto muchas de las carencias que se arrastraban desde hace años.
Por otro lado, está Zoé Robledo, quien ha sido una de las figuras más destacadas en el ámbito de la salud pública en la administración de López Obrador. Como director del IMSS, Robledo impulsó la expansión del programa IMSS-Bienestar, que se ha convertido en el mayor esfuerzo de la administración para cubrir las necesidades de los más de 50 millones de mexicanos sin seguridad social, después del fracaso rotundo del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). La idea es ambiciosa, pero la pregunta que queda es si se logrará el ansiado acceso universal y gratuito que tanto se ha prometido.
Robledo no solo ha sido pieza clave en la expansión del IMSS-Bienestar, sino que se perfila como el alfil de Claudia Sheinbaum para consolidar el sistema de salud en el próximo sexenio. La presidenta electa ya lo ratificó para continuar al frente del IMSS, lo que indica una clara intención de seguir con esta línea de trabajo. Pero, ¿será Robledo capaz de superar las barreras que enfrentó durante estos
años? La gran incógnita es si logrará darle, de la mano de Alejandro Svarch, próximo titular del IMSS- Bienestar, la estructura sólida que necesita para no colapsar ante la creciente demanda.
Un escaparate de logros y retos
Durante estos años, los días martes se convirtieron en el escaparate semanal de los avances en materia de salud. Desde la cobertura de vacunación, pasando por la lucha contra el desabasto de medicamentos, hasta la indispensable ampliación de la infraestructura hospitalaria, todo se comunicaba desde ese podio en Palacio Nacional.
Sin embargo, el “Pulso de la Salud” no estuvo exento de críticas. Para muchos, fue una plataforma donde se magnificaban los logros y se minimizaban las fallas. Los datos sobre la contratación de médicos especialistas, por ejemplo, se presentaban con cifras alentadoras, pero quienes viven la realidad en hospitales rurales saben que aún faltan muchos médicos. La narrativa oficial muchas veces no reflejaba las experiencias del día a día en las clínicas y hospitales del país.
El desabasto de medicamentos también fue otro tema recurrente. Robledo destacó en su última intervención que se había aumentado en un 62% la disponibilidad de medicamentos y material de curación en el IMSS-Bienestar, pero en las redes sociales siguen circulando testimonios de pacientes que no encuentran los fármacos que necesitaban, además del consecuente gasto de bolsillo. Esa brecha entre el discurso oficial y la experiencia de la población sigue siendo un tema pendiente.
Un legado en construcción
La expansión del IMSS-Bienestar, que pasó de 80 a 660 hospitales y de 3,622 Unidades Médicas Rurales a más de 11,900 centros de salud, se presumió por todos lados. Además, la contratación masiva de personal médico ha permitido cubrir áreas del país que históricamente estaban desatendidas. Pero esta expansión también trae consigo desafíos: más hospitales y más médicos no garantizan automáticamente una mejor atención. La calidad de los servicios y la continuidad en el abasto de medicamentos son temas que seguirán siendo prioritarios.
Otro aspecto a destacar es el programa “La Clínica es Nuestra”, que ha permitido a las comunidades participar en la mejora de sus propios centros de salud. Esta participación ciudadana es un avance hacia una salud pública más cercana y democrática, pero aún está por verse si los recursos seguirán fluyendo de manera eficiente.
El reto del próximo sexenio
Con el fin de los martes de Pulso de la Salud, también se cierra un capítulo en la administración de López Obrador. Pero la historia de la salud en México está lejos de terminar. El próximo gobierno, liderado por Claudia Sheinbaum, hereda tanto los logros como los problemas sin resolver de este sexenio.
Robledo seguirá al frente del IMSS y su misión será consolidar lo que ya se ha construido, pero con
un enfoque más agudo en la calidad del servicio y la eficiencia. Si bien la expansión del IMSS- Bienestar es impresionante en números, lo que realmente contará será si esos números se traducen
en una mejor salud para millones de mexicanos.
Tal vez algún día dejemos de aspirar a ser Dinamarca y nos enfoquemos en construir un sistema de salud que responda a las realidades de México, con soluciones adaptadas a nuestras necesidades y recursos. Porque, al final del día, el verdadero reto no es ser como Dinamarca, sino garantizar que ningún mexicano se quede sin acceso a una salud digna y de calidad.
Así termina una era, con promesas cumplidas a medias y con grandes retos por delante. López Obrador deja un legado ambicioso en materia de salud, pero también deja la puerta abierta a muchas preguntas. ¿Será el próximo sexenio el que finalmente haga realidad la utopía de un sistema de salud universal y de calidad? Al tiempo.
El Botiquín
- Por cierto, ¿y el doctor López Gatell dónde anda, alguien lo ha visto?