Esta historia entre una regia y una canadiense inició hace más de un año, y todo parecía indicar que con su unión florecía una oportunidad de crecimiento para ambas, sin embargo, en tan poco tiempo surgieron los problemas por el maldito dinero y sobrevino el divorcio.
Se trata de la historia de la empresa regiomontana ALFA, que ayer confirmó su ruptura con la firma canadiense Pacific Rubiales Energy y ambas por separado dieron por cancelado el acuerdo establecido el 20 de mayo de 2015.
En consecuencia, la oferta para adquirir la totalidad de las acciones de Pacific Rubiales (que no son propiedad de ALFA), ha dejado de tener efecto.
Armando Garza Sada, presidente del consejo de administración de ALFA y Álvaro Fernández Garza, director general de esa empresa regiomontana, cargan una gran decepción ya que fueron los artífices de esa gran unión que fracaso en el intento.
La causa de la ruptura fue la percepción de los accionistas canadienses que consideraban que no era justa la oferta presentada por ALFA de 6.50 dólares canadienses por cada una de las acciones de Pacific Rubiales.
Para los altos mandos de ALFA, la oferta era completa, justa y definitiva.
ALFA tras la conquista del oro negro
Desde hace varios años y pese a la caída de los precios internacionales del petróleo, el grupo regiomontano ALFA impulsado por la reforma energética de México, se había lanzado a la conquista de la industria energética y en particular del llamado oro negro, el petróleo.
Una de las acciones emprendidas por ALFA en 2014, fue firmar un acuerdo con Pacific Rubiales Energy, para crear una empresa mexicana sobre una base de 50/50.
La empresa creada por ALFA y Pacific trabajaría inicialmente sobre cuatro objetivos:
1.- El estudio y la oferta conjunta sobre activos de petróleo y gas de la ronda uno a licitarse en México en 2015.
2.- La adquisición de contratos de servicios con miras a migrarlos a contratos de exploración y producción.
3.- El desarrollo de actividades en la industria del petróleo y gas natural en México.
4.- Cuarto el desarrollo de cualquier otra actividad relacionada con el negocio del petróleo en México, incluyendo proyectos actualmente en marcha.
En ese entonces, Armando Garza Sada y Álvaro Fernández Garza, presumían las bondades de esa unión.
«Vemos una gran oportunidad para ambas empresas de contar con una sólida posición en el mercado mexicano. Lo anterior, considerando la experiencia que hemos adquirido en campos de gas e hidrocarburos en los EE.UU. y México”, dijo por su cuenta Álvaro Fernández Garza, director de ALFA.
El trago amargo de ALFA
Sin embargo, el 25 de junio de 2015, ALFA y su otro socio Harbour Energy, hicieron público lo que ya se veía venir. El rechazo de los accionistas canadienses hacia la oferta de adquisición de Pacific Rubiales presentada por la compañía regiomontana. Pese a la aprobación abrumadora de los acreedores de Pacific Rubiales que poseían deuda de esa firma canadiense por 5,000 millones de dólares, el divorcio era evidente. ALFA y Harbour Energy manifestaron su decepción ante la actitud de los accionistas de Pacific Rubiales y las recomendaciones para que rechazaran su oferta.
Esto si bien es un gran revés y un fracaso para los empresarios regiomontanos Armando Garza Sada y Álvaro Fernández Garza, ALFA continuará explorando áreas de oportunidad en la industria energética de México.