Fundado en 1528 mantiene su aire colonial, rodeado de bosques y neblina. En sus plazas los indígenas hablan sus lenguas autóctonas y sus calles empedradas guardan el sincretismo de varias culturas, lo cual se ve reflejado en sus bellas construcciones, artesanías y gastronomía. En medio de las montañas se alza este pueblo que guarda docenas de galerías de arte, restaurantes, museos e iglesias.
Viajemos Todos Por México y visitemos el Museo de las Culturas Populares, que despliega las artesanías más representativas del estado. El Museo Sergio Castro expone las vestimentas e instrumentos musicales tradicionales de los grupos indígenas de la región; mientras que el Museo Mesoamericano del Jade permite apreciar diversos objetos labrados en este material desde tiempos prehispánicos.
Por su parte, en el Barrio de la Merced está el Museo del Ámbar –junto a dos lindos templos que también merecen una visita–, donde podrás aprender más sobre esta resina y ver una breve exposición de diversas piezas hechas con este material.
En medio de las montañas se alza este pueblo que guarda docenas de galerías de arte, restaurantes, museos e iglesias. Inicia tu recorrido en la Plaza 31 de Marzo, que es un punto de reunión lleno de árboles, algunas bancas y un quiosco. A su alrededor podrás ver varias casonas platerescas, así como el Palacio Municipal, de estilo neoclásico, que fue creado por el arquitecto Carlos Z. Flores.
El Mercado de Dulces y Artesanías tiene una infinidad de tentadoras piezas que van desde hermosos textiles guatemaltecos hasta joyería en jade y ámbar. También encontrarás faldas, blusas, sarapes, objetos de hierro forjado y piezas de alfarería.
No debes olvidar probar:
Para el desayuno los tamales son un imprescindible de la comida chiapaneca. Lo mejor es preguntar entre los locales dónde te recomiendan comer, porque los más sabrosos suelen venderse en casas particulares. Otra opción es el pan dulce de La Casa del Pan, un restaurante vegetariano donde el pan coleto es tradición.
Para la comida: ve al restaurante Tierra y Cielo, donde podrás probar platillos regionales con un toque vanguardista, como la sopa de chipilín o el mole coleto, junto con una refrescante agua de chía. Para el postre, puedes probar la gran variedad que te ofrece el Mercado de Dulces y Artesanías.
Para la cena: ve a El Fogón de Jovel, frente a la Catedral, donde encontrarás la clásica sopa de pan asado, así como el cochito (carne de cerdo adobada) y los plátanos rellenos, todo acompañado por música de marimba y un posh, la bebida típica.»