Huatulco es una suerte de Edén de vegetación selvática y mar de azul cobalto. Basta con un viaje en avión de menos de una hora desde la Ciudad de México para llegar a sus nueve bahías y 36 playas bañadas por el Pacífico, en el estado de Oaxaca. Las aguas cálidas invitan a sumergirse para descubrir un mundo de peces y extrañas formaciones rocosas. También se recorre el Paraíso en lanchas de motor tripuladas por hábiles locales que se acercan lo suficiente a estas jorobas de tierra enlazadas unas con otras, cubiertas por una cama verde de guanacastles, orquídeas y manglar.
Huatulco es un ejemplo de sustentabilidad turística en México. La ecuación perfecta que combina el desarrollo y la integración de las comunidades locales, con la conservación natural de la que goza esta área natural protegida desde 1988.
De las nueve bahías, sólo tres (Santa Cruz, Tangolunda y Chahué) cuentan con hoteles de categoría Todo Incluido y otros para presupuestos moderados en estancias de cuatro y tres estrellas; un campo de golf de 18 hoyos, centros wellness y restaurantes con fogones de sazón casero. Las otras seis conservan ese aire de playa deshabitada con amplios claros de arena que invitan al romance o a la aventura.
Los nombres de las bahías son tan disímbolos como lo que cada una ofrece para el recreo. Chachacual es sitio para caminatas eco-turísticas para el avistamiento de cardenales, cigüeñas y garzas. En la Bahía Conejos se realiza la pesca bajo la modalidad de catch and release. San Agustín es ideal para la práctica del buceo por sus paredes de arrecifes, en tanto Maguey es la elegida para los deportes acuáticos como el jet ski y el windsurf. Las bahías del Órgano y Cacaluta poseen playas de fina arena y suave oleaje codiciadas por quienes buscan privacidad con la garantía de jornadas enteras de sol.
Santa Cruz es el centro de la actividad comercial y turística de Huatulco. Sus playas atraen a los grupos de familias y amigos que se tumban en la suave arena para pasar los días con sabor a coco y con ecos de tertulia.
Al caer la tarde, la pintoresca zona urbana de La Crucecita, ubicada en Chahué, se convierte en un activo imán que invita a caminar por sus calles repletas de comercios de artesanías y prendas con el típico bordado oaxaqueño. Las cazuelas humeantes de restaurantes de tradición embrujan tanto a viajeros como a locales que se deleitan con delicias marinas como la piña gratinada rellena de mariscos, el pescado a la talla y el caldo de camarón. El gran remate de la comilona es un caballito de mezcal, un aguardiente de agave, que según los locales, “asienta la barriga” y “purifica el alma”.
Y si el viajero se va con la finta de que Huatulco es solo playa, se estará perdiendo de la visita a una de las mejores zonas cafetaleras de México. Existen varias haciendas como Alemania, Copalita y El Pacífico que producen café orgánico de gran nivel como es el Pluma Hidalgo. Ésta última ofrece recorridos guiados por las grandes hectáreas de cafetales para conocer la siembra y cosecha de este grano, y probar las diferentes mezclas de este tostado producto de un clima y naturaleza serrana.
Huatulco también ofrece cultura al conservar los vestigios de hace 2 mil 500 años que trazan la antigua frontera entre las zonas mixteca y zapoteca en el poblado de Bocana del Rio Copalita, a unos 10 minutos de la zona turística. Otro atractivo imperdible y poco conocido es Punta Celeste, una especie de Tulúm del Pacífico, con templos, estelas y juegos de pelota de herencia mixteca y con vista al mar.
Al cierre de cada año, Huatulco y sus tesoros se visten de luces para ser sede del Film Food Festival, evento que ofrece la grata experiencia de reunir el cine con muestras gastronómicas y comprobar por qué una porción celestial ha echado ancla en esta costa oaxaqueña.
3 imperdibles
- Tomar un baño de arcilla al estilo zapoteca en Bocana. La Cooperativa “Flor de Barro”, integrada por mujeres, realizan un proceso de secado y molido del barro del Río Copalita, colándolo hasta 4 veces hasta obtener una fina mezcla. Se le agrega té de manzanilla y agua de rosas que además de remover células muertas, también quita los “malos sentimientos”.
- Asistir al tradicional festejo de Vela Xunaxi celebrado en abril donde las poblaciones del Istmo portan sus trajes típicos en un certamen para elegir el atuendo más bello.
- Vivir el free style de Mazunte. Esta playa, ubicada a una hora de Huatulco, es el escondite de extranjeros que echan raíces durante años en un ambiente de paz y amor con la naturaleza. Anteriormente rastro de tortuga, hoy en día uno de los principales centros de protección de esta especie.
Estas son sólo algunas de las experiencias que ofrece Huatulco. Aprovecha las ofertas y promociones del Movimiento Viajemos Todos por México y descubre las riquezas de nuestro país.
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